lunes, 16 de abril de 2012

LOS HOMBRES QUE EMPUÑAN UN ARMA SON PERCIBIDOS COMO MÁS ALTOS Y FUERTES
Publicado el:Abr 15, 2012
Fuente: El Mundo
Para los seres humanos, el tamaño sí que importa. Al menos, cuando se trata de valorar la fortaleza de un enemigo. Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de California (UCLA) ha concluido que los individuos que empuñan un arma, ya sea una pistola o un gran cuchillo, son percibidos como más altos y más musculosos que los que sostienen otro tipo de objetos.
El estudio, publicado esta semana en PLoS ONE, fue realizado entre un total de 647 estadounidenses (hombres y mujeres) con una edad media de 33,7 años (el 80% eran blancos, el 6,5% afroamericanos, el 5,7% asiáticos y el 3,3% hispanos o sudamericanos). Los investigadores les mostraron varias fotografías en las que sólo se veía la mano de un hombre sosteniendo un arma o una herramienta.
Para tomar las imágenes, utilizaron tres modelos con características físicas parecidas. Sus manos eran similares en tamaño y forma y no presentaban marcas, como tatuajes o cicatrices. Cada uno de los modelos fue fotografiado sosteniendo varias armas (dos modelos de pistola y un cuchillo de cocina) y distintas herramientas (una brocha de pintar, una sierra, una pistola de silicona, una pequeña taladradora, etc.). Posteriormente, a los sujetos que participaron en el experimento se les presentaron varios ejercicios. Algunos de ellos consistieron en estimar la altura y fortaleza física del modelo basándose sólo en la mano que aparecía en la foto.
Según explican los autores, liderados por Daniel Fessler, los participantes consideraron que los hombres que sostenían armas eran, de media, un 17% más altos y fuertes que los que llevaban herramientas.
El origen de la agresión
¿Y cuál es el objetivo de un estudio de estas características? Daniel Fessler explica que esta investigación se llevó a cabo para intentar comprender el proceso de toma de decisiones que conduce a la agresión: “Cuando nos enfrentamos a un adversario, tenemos que decidir qué hacer: atacar, retirarse o intentar aplacarlo. Conocer mejor cómo la gente toma esas decisiones podría aportar información sobre las consecuencias de una amplia variedad de situaciones potencialmente violentas. Comprender la representación cognitiva que hace una persona para valorar a su adversario es un primer paso para entender el proceso de toma de decisiones”, explica el investigador a ELMUNDO.es a través de un correo electrónico.
La investigación publicada en PLoS ONE forma parte de un proyecto financiado por la Oficina de Investigación Científica del Ejército del Aire de EEUU (U.S Air Force Office of Scientific Research) para entender cómo la gente toma decisiones en situaciones en las que se puede desencadenar un conflicto violento
Mujeres armadas
En el estudio participaron 336 mujeres, que evaluaron las características físicas de los hombres de las fotografías. Fessler aclara por qué no se usaron fotografías de mujeres: “Utilizamos estímulos masculinos porque a lo largo de la historia, incluyendo el presente, los hombres han sido responsables de la violencia de forma desproporcionada. Por ello, es fácil para los participantes dar por hecho que un hombre desconocido que lleva una pistola podría ser peligroso. En otras palabras, esperamos que la gente sea más propensa a ver a un hombre como un adversario potencial”.
No obstante, Fessler señala que un proceso parecido ocurre cuando se trata de mujeres: “Aunque no hemos investigado cómo percibe la gente a las mujeres en una situación idéntica a la de este estudio, sabemos por otras investigaciones que aún no hemos publicado que se da el mismo proceso cuando la gente piensa en mujeres en lugar de hombres”.
El tamaño del arma no parece variar notablemente la percepción del tamaño de su usuario: “No encontramos diferencias sustanciales entre las estimaciones de los hombres que empuñaban una pistola de calibre 45 y los que llevaban una Magnum 357, pese a que ésta última es un arma más grande y más peligrosa. Esto podría deberse a que, desde la perspectiva de una persona desarmada, realmente importa poco el tipo de pistola que tiene el adversario”.
Prestigio y altura
En este artículo, los autores recuerdan los resultados de estudios anteriores que revelan que el estatus social de las personas influye en cómo se percibe su tamaño. Además, otros estudios han demostrado que la altura está relacionada con la posición y la influencia social. Es decir, los individuos altos tienen más posibilidades de tener éxito profesional y de tener un buen salario, según sostienen sus autores.
¿Son también percibidos como más altos y fuertes los hombres que, por ejemplo, conducen un gran coche que los que tienen un automóvil pequeño? “No sabemos la respuesta pero hay al menos tres razones para pensar que la respuesta es ‘sí’. En primer lugar, un coche grande representa una amenaza mayor para los peatones de modo que, si un conductor es agresivo, supone una amenaza mayor si va en un coche grande. Nuestros resultados sugieren que esto podría llevar a la gente a ver al conductor de un coche grande más alto y musculoso que el que tiene un auto pequeño”, explica Fessler.
“En segundo lugar, hay estudios que muestran que la gente de clase alta suele ser percibida como más grande que las personas de clase baja. Mis colegas y yo pensamos que esto se debe a que los humanos usamos un proceso mental antiguo, que ha evolucionado para desenvolvernos en situaciones potencialmente violentas, para estimar el estatus social incluso cuando éste está basado en el prestigio y no en la violencia. Si, como suele ocurrir, los coches grandes son más caros que los pequeños, la gente podría pensar que los conductores de autos grandes son también físicamente más grandes porque tienen más dinero, y por tanto, un estatus social más alto”.
Sin embargo, Fessler afirma que no van a estudiar este fenómeno debido a una tercera razón que puede explicar también por qué se puede dar esta asociación entre coche grande y altura. “Las personas grandes podrían comprar coches grandes porque les resulta incómodo ir en un auto pequeño, de modo que los resultados de un estudio así no serían significativos. Las respuestas podrían deberse simplemente a que han observado en su entorno que esto ocurre”.
Asociaciones mentales
El investigador explica que otros estudios que aún no han publicado han revelado que la gente tiende a hacer las mismas asociaciones cuando, en lugar de mostrarles una fotografía, les hacen una descripción verbal de varios atributos de un sujeto. Según asegura, la gente suele pensar que estas personas son más altas.
Por su parte, los neurocientíficos Susana Martínez-Conde y Stephen L. Macknik, autores del libro ‘Los engaños de la mente’ (Editorial Destino) llevan años investigando cómo se crea la consciencia. Nuestro cerebro, sostienen, construye la realidad y nuestras propias expectativas influyen en nuestra percepción del mundo, por lo que es realmente fácil engañarnos.
En una reciente entrevista con este diario, Martínez-Conde, directora del laboratorio de Neurociencia Visual en el Instituto Neurológico Barrow de Phoenix (EEUU), explicaba cómo en ocasiones estas expectativas causan trágicas consecuencias. Por ejemplo, algunos estudios han demostrado que policías que habían disparado a personas desarmadas realmente pensaban que estos individuos llevaban una pistola. Los agentes aseguraron haberla visto antes de disparar, probablemente influidos por prejuicios (en la mayor parte de estos episodios las víctimas son ciudadanos hispanos o negros. “Vemos lo que esperamos ver”, asegura.




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